BLOGS

Blogs

The Crimes of Michael Chetkof and Allyson Burger (IN SPANISH)

September 21, 2017

In Blog News

“MICHAEL CHETKOF: LA COMIDA DE 30.000 DÓLARES” de Norman Finkelstein

Esta es la traducción de un artículo que Norman Finkelstein ha escrito denunciando tremendos abusos de una firma de abogados (Saltzman Chetkof & Rosenberg) contra un amigo suyo. 

¿SABES QUIÉN ES NORMAN FINKELSTEIN?

Durante años he seguido a Finkelstein, y lo he admirado por su valentía, su perseverancia, su claridad y su precisión a la hora de abordar los asuntos en los que es un experto: la cuestión israelopalestina, la manipulación política del holocausto nazi (“La industria del holocausto”) y el análisis de las obras de Gandhi

 

Finkelstein se ha enfrentado a todo el mundo. Se ganó la enemistad de las élites judías y estadounidenses (hasta el punto de que lo llamaron negador del holocausto… a pesar de que perdió a casi toda su familia en los campos de concentración, razón por la cual se interesó especialmente en separar el grano de la paja). Se ganó el desprecio de los partidarios de la causa palestina, antiguos compañeros de viaje que lo adoraban como a una estrella del rock, hasta que lo tacharon de traidor cuando criticó públicamente al BDS (el famoso boicot contra Israel) por cuestiones tácticas y legales. Tampoco dudó en abandonar el comunismo más ortodoxo cuando comprobó su decadencia e inconsistencia, y todavía se mofa de sí mismo por ello. Pero quizás sea su estilo radical y sin pelos en la lengua lo que le ha ganado tantos enemigos como seguidores. En su mirada se puede ver tanto el hartazgo de quien se ha cansado de flotar en nubes de amor y odio, como la determinación de un soñador que aparta el desencanto para seguir con su causa.

Una escritor que ha demostrado ser solo fiel a la verdad, a su verdad, merece mi respeto y admiración. Y por eso, cuando pide ayuda para una cuestión personal, quise ofrecerme para traducir su artículo. Si con ello le ayudo en algo, conseguiré sentir que al menos estoy devolviéndole el 0,01% de lo que él me ha dado con sus libros, artículos, conferencias y lecciones morales. Qué menos.

 

MICHAEL CHETKOF: LA COMIDA DE 30.000 DÓLARES <== (English version)

COMENTARIO DE FINKELSTEIN: Este es un extracto  de un futuro artículo (que será publicado en octubre de 2017) que denuncia el montaje, chantaje y robo contra un antiguo estudiante, inteligente y humanitario. El abogado Michael Chetkof recibió un boceto del extracto. Él no puso objeciones al contenido de los hechos. Si quieres apoyar mis esfuerzos para conseguir justicia, ¡diles a Allyson Burger y Michael Chetkof que detengan el chantaje! Contacto  scrlaw@scrllp.com (email), 1-516-873-0683 (tel).

***

LA COMIDA DE 30.000 DÓLARES

¡Firma! ¡Firma! ¡Firma!

4 de Agosto de 2017

Los buitres habían estado sobrevolando en círculo toda la mañana.

Hacia las 2:00 de la tarde bajaron en picado dispuestos a matar. Su presa, el Dr. Baldeo, estaba en una sala de conferencias en Mineola, en el Tribunal de Familia de Long Island. Él, su padre, sus dos abogados, y yo estábamos sentados alrededor de la mesa.

La noche anterior sus abogados, Dennis Wrong y Betti Sachs, habían negociado con sus contrarios durante varias horas. Yo recibí una copia del nuevo acuerdo propuesto (el término técnico es “estipulación”) vía email. Era dolorosamente obvio que el Dr. Baldeo había perdido todo. La siguiente mañana decidí empezar sin circunloquios.

“No tienes nada”, le espeté. Vio que iba en serio, así que él también (para variar) eludió la evasión verbal.

“Es verdad, no tenemos nada”.

“Entonces no puedo en conciencia recomendarle al Dr. Baldeo que firme el acuerdo”.

El día anterior el Dr. Baldeo y yo habíamos reducido los puntos de la disputa a cinco. Yo esperaba que ganásemos en algunos puntos clave, que ascendían a 30.000 dólares, que permitirían a Baldeo salvar las apariencias y no terminar como un hombre roto. Él ya había perdido alrededor de un millón de dólares entre activos líquidos y su casa, los ahorros de su vida.

 

Los abogados de la demandante, Azimoon, accedieron a algunos de los puntos clave pero después inflaron sus nuevos honorarios hasta 30.000 dólares. Lo escuché con mis oídos y directamente de la boca de Michael Chetkof, el socio sénior que representa a Azimoon, reconocer que las nuevas tarifas de sus abogados eran 50.000 dólares. Pero cuando volvió de comer una hora más tarde, Chetkof exigió 80.000 dólares.

¡Estaba facturando 30.000 dólares por hora por su descanso para comer!

Tras informar al abogado de Baldeo que no pondría ninguna presión moral sobre él, los abogados de ambas partes entraron en otra ronda de negociaciones.. Los abogados de Baldeo salieron abatidos de la habitación una hora más tarde.

Detrás de ellos, Chetkof salía resuelto. “Te fuiste de 50.000 a 80.000 dólares en un abrir y cerrar de ojos”, grité. “¡Eres un ladrón!” Visiblemente contrariado, Chetkof accedió a una fugaz rebaja. Unos pocos momentos después redujo las nuevas tarifas de sus abogados en unos 5.000 dólares.

Primera lección: una efímera explosión guiada por laser a la imagen pública del Ladrón consiguió más, aunque solo fuera una migaja, de lo que el abogado de Baldeo consiguió sacarle durante horas de tediosas negociaciones.

Pero ya habían dejado su advertencia. Los honorarios de los abogados se estaban amontonando. Bajo la actual ley matrimonial, “el cónyuge con menos ganancias” no paga ninguna tarifa de abogados. La conclusión era que el Dr. Baldeo tenía que afrontar la factura de los cuatro abogados, los suyos y los de Azimoon.

La “lógica” detrás de esta ley es nivelar el terreno legal en el que juegan las partes. Pero el resultado práctico fue que los abogados no tenían motivos para llegar a un acuerdo. Cuanto más se alargaba el pleito, más tenían que ganar, especialmente siendo Baldeo un médico: es decir, una vaca lechera.

Chetkof y Burger facturaban 950 dólares por hora; los abogados del Dr. Baldeo 500 dólares por hora. Después de cada día en el juzgado, Baldeo perdía más de 10.000 dólares. Si el caso continuaba unos pocos días más, acabaría en prisión por sus deudas.

Si Chetkof y Burger llegaron a un acuerdo, fue porque — saboreaban el lucro, lamían la tajada, ansiaban la carne— querían sus honorarios ahora, no después.

Cuando Chetkof escuchaba “tarifas de abogado”, sus ojos se iluminaban como hogueras en llamas. El Sr. Wrong le llamaba “Sr. Charla-Cheque”.*

Tras amenazas e intimidaciones sin descanso, combinadas con aumentos de las tarifas de abogados, finalmente el Dr. Baldeo sucumbió.

Nunca llegó a tener su día de juicio. Ni siquiera llegó a examinarse el testimonio del primer testigo.

“Tenía que llegar el final”, Baldeo firmó resignado, con una pálida sonrisa en su cara.

Justo antes de que el acuerdo se firmara, Chetkof se aproximó al Dr. Baldeo.

“Quiero que sepa que le respeto”.

Chetkof y Burger habían afirmado en cientos de páginas en los papeles del juicio que el Dr. Baldeo era un monstruo sádico.

Pero ahora Chetkof dice, “le respeto”.

Chetkof, por supuesto, no se creyó ni una palabra de los papeles del juicio. Él, por supuesto, sabía que todo eran mentiras.

De otra manera, ¿cómo podría él “respetar” al Dr. Baldeo? ¿”Respetaba” el fiscal a Jack El Destripador?

Pero la verdad no detuvo a Chetkof a la hora de tenderle una trampa y chantajear al Dr. Baldeo.

De torturarlo.

“Mi trabajo es hacer lo que sea para ganar”, me escupió Chetkof justo antes del desenlace. “Baldeo es un estúpido si no pacta. Será destruido”.

Los primeros cuatro días en el juzgado, Chetkof excavaba profundamente en su bolsa de trucos sucios para hacer que el Dr. Baldeo se retorciera en una intensa agonía.

Pero, como el agente de la Gestapo que sube los amperios en los testículos del “acusado”, no era nada personal.

Cúan fácilmente fluían las palabras de los labios de Chetkof, “le respeto”.

Harto hasta el punto de la desecación moral, tras décadas de administrar los electrodos Chetkof ni siquiera se daba cuenta de la ironía de su halago.

*Se trata de un juego de palabras. En inglés, el apellido Chetkof suena fonéticamente próximo a “Check-Talk” que significa “Cheque-Charla”, lo cual hace alusión a la obsesión del Sr Chetkof por  cobrar a medida que habla.

FIRMA /SIGN
Haz click aquí para firmar la petición para que inhabiliten a los abogados chantajistas.
Make click here to sign the petition to disbar the blackmailer lawyers

Traducido al castellano por Pepe Crespo